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Presidente electo de Irán exige un diálogo fructífero sobre el acuerdo nuclear

El ultraconservador Ebrahim Raisi resultó electo nuevo presidente de la república persa, tras los comicios celebrados el viernes

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Durante su primera rueda de prensa este lunes, el presidente electo, Ebrahim Raisi, exigió negociaciones fructíferas sobre el programa nuclear de su país, y expresó además su rechazo a reunirse con el presidente estadounidense Joe Biden.

Mientras se celebran las negociaciones en Viena para salvar el acuerdo internacional suscrito en 2015, Raisi dijo que Irán no permitirá negociaciones por el simple «placer» de negociar. En cambio expresó que el diálogo debe producir resultados para la nación iraní.

Las actuales negociaciones en Viena tratan de que Estados Unidos retorne al acuerdo, después de su retiro en 2018. La solución podría pasar por un alivio de las sanciones de Washington a cambio de que Irán aplique de forma estricta el pacto, lo que dejó de hacer como represalia a la reimposición de sanciones.

El presidente saliente Hasan Rohani había optado por una apertura hacia occidente, al favorecer el acuerdo de 2015. Pero el mandatario electo Ebrahim Raisi descartó, ante un medio estadounidense, tener la intención de reunirse con el presidente Joe Biden si las negociaciones permitieran aliviar las sanciones de Washington contra Irán.

Tras una serie de reuniones en los últimos meses entre el Irán chiita, la Arabia Saudita sunita, Raisi afirmó que no hay obstáculo del lado iraní para la reanudación de sus relaciones diplomáticas y la reapertura de embajadas.

Sobre los derechos humanos, el nuevo presidente, que actualmente dirige la autoridad judicial, afirmó que su trabajo siempre ha estado orientado hacia la defensa de los derechos humanos, y acusó a Occidente de violaciones en este ámbito, mientras Estados Unidos y varias ONG’s lo acusan de ser responsable de torturas y ejecuciones sumarias, durante su larga carrera en el aparato judicial.

Raisi asumirá el cargo como jefe del gobierno iraní en agosto, después de resultar electo presidente con cerca de 62% de votos en unos comicios marcados por una participación de 48%, la más baja para una elección presidencial, desde la Revolución Islámica de 1979.